MARÍA ALEJANDRA BULACIO
RICARDO CONTRERAS

QR-Telar
2018
Pallado santiagueño simple o de un hilo sobre telar vertical
Santiago del Estero, Argentina
104 x 120 cm

Se puede escanear el QR para ver el video, sobre como se hizo esta obra, o seguir el enlace:

https://youtu.be/KQRM9SMR7Ro

En el año 2012 comencé a transitar nuevos desafíos en lo que hace a la creatividad: Joyería Contemporánea con impronta en la identidad cultural. La encaré estudiando la fusión de materiales y técnicas oriundas de mi lugar de origen: Santiago del Estero. Ese mismo año, fui convocada para llevar a cabo una exposición de diseño y artesanía en la ciudad de Termas de Río Hondo.
Allí tuve la maravillosa oportunidad de conocer a Ricardo Contreras, un gran tejedor e hilandero de algodón santiagueño.
Su dinámica de trabajo se basa en la compra de algodón (100% santiagueño) en bruto que luego tiñe con tintes naturales. Estos colores los extrae de la cochinilla que vive en las pencas de tunas (Opuntia Ficus Indica) o de las hojas de Alfalfa o de la corteza de Eucaliptus, entre otros elementos. Con este material hace diferentes piezas como una manta, un camino de mesa, un bolso.
Contreras, oriundo de la localidad de Figueroa, interior de la provincia, lugar referente del arte textil de la región, me cuenta que aprendió a tejer desde muy pequeño observando la labor que realizaban su bisabuela y abuela cada mañana.
La historia del arte textil en Santiago del Estero se remonta por lo menos al siglo X de la era cristiana. Pero el verdadero auge parecería haberse producido con la cultura Averías (1350-1600 d. d. C.), según indica el aumento notable de la cantidad de torteros e instrumentos de hueso que se encontraron en excavaciones arqueológicas. Esto llevó a suponer que se produjo una explosión de la industria textil y que el tejido era popular no sólo en el área del Dulce, sino también más al este, en las poblaciones del Salado. Hacia fines del siglo XVI, los obrajes textiles organizados por el Obispo De Victoria alcanzaron tal magnitud que dieron lugar a la primera exportación de la que se tenga memoria en lo que es hoy Argentina. El 2 de septiembre de 1586, un cargamento de textiles santiagueños partió con destino a Brasil, quedando la fecha incorporada al calendario como el Día de la Industria. Durante el siglo XVIII y hasta mediados del siglo XIX, se mantuvo el auge de la industria textil, que comenzó a decaer en el siglo XX. Hacia 1800, el principal ingreso a esta ciudad fue por los productos textiles como alfombras, 11chuse11 ponchos blancos, ponchos mestizos azules de lana, pellones, jergas, etc. La llegada del ferrocarril impulsó el comercio de los productos importados, que poco a poco fueron reemplazando a los locales. De esta manera, la tradición textil prehispánica, retomada y estimulada por los españoles durante la conquista y la Colonia, se fue diluyendo a la par del proceso de desmembramiento de las comunidades indí­ genas, pero quedó viva en el corazón del monte santiagueño, a través del arte de las teleras.
La pieza QR – TELAR fue realizada con fibras vegetales (algodón), hilado manual, tramas en telar, composición de colores en contraste y en degradé. La técnica que Ricardo empleó es la de tejido indio o urdimbre flotante. Es decir que agrupó una determinada cantidad de hilos ordenados y en tensión en un telar. Esta herramienta le permite mantener lista la urdimbre para el proceso de tejido, el cual se logra separando subgrupos alternativos. A través del espacio obtenido se pasa un hilo que se ajusta, llamado «trama». Con la repetición de este proceso se va obteniendo un lienzo o tela como producto final. Así logra piezas tejidas con un diseño personal contemporáneo también transmisoras de sabiduría ancestral.

Bulacio María Alejandra – Mayo 2018