
ANDREA FERNÁNDEZ
MARISEL CASTILLO
QR– Lana de oveja
2017
Tejido a dos agujas
Salta, Argentina
97 x 93 cm
Se puede escanear el QR para ver el video, sobre como se hizo esta obra, o seguir el enlace:
http://www.joaquinfargas.com/wp-content/tekne/tekne10.php
En el 2015 yo vivía en Tucumán. En noviembre de ese año me propusieron comenzar a trabajar como comunicadora y tallerista en Seclantás, una localidad de los Valles Calchaquíes de la provincia de Salta, que se hizo famosa por una canción que habla sobre el caminar lento y los sueños. Viví en Seclantás durante un año, y allí comencé un camino que hoy sigo transitando en otro lugar y con otros rostros e incluso con otro idioma.
En el tiempo que viví en Seclantás conocí a un hermoso grupo de mujeres campesinas indígenas, que viven en el Valle de Luracatao, y forman parte de una organización social llamada CUM (Comunidades Unidas de Molinos). Ellas venían trabajando desde hacía varios años en una marca colectiva, mediante la cual comercializan sus tejidos artesanales, destacándose por sus diseños innovadores.
Una de las referentes de este grupo es Marisel Castillo, una admirable joven de la comunidad Cabrería, que se ha formado como dirigente, agente de economía social y promotora territorial. Durante el año 2016, acompañé a «las chicas» de la CUM en los encuentros mensuales que realizaban en la localidad de La Puerta, en el corazón del Valle de Luracatao, donde funciona la Escuelita de Artesanías en la que realizan intercambios de saberes, capacitaciones y se acuerdan las pautas de trabajo para la marca colectiva. Marisel y las mujeres que forman parte de este grupo trabajan la tierra con sus familias, siembran, cuidan animales, participan en proyectos productivos comunitarios. Ellas caminan por las montañas con sus ovejas, hilando en el andar la lana de sus propios animales con una puchicana (también conocida como «huso»). Con el hilo que producen en su caminar por ese paisaje árido en el que viven, tejen ponchos, chalecos, mantas, bufandas y otras creaciones.
Desde mediados de 2017, vivo en el Chaco salteño. Trabajo ahora con mujeres de origen wichí que tejen con una fibra vegetal que recolectan en el monte que rodea sus comunidades. Ellas tejen especialmente bolsas en las que guardan lo que se necesita llevar en el andar. Les cuento de Marisel, de las mujeres de la CUM y las montañas, y, de a poco, lentamente, ellas se van animando a trabajar en forma colectiva y a comercializar sus tejidos, en vías a conformar también una marca colectiva. Vamos tejiendo una red, que transita diferentes paisajes, lenguas, reafirmando nuestro poder de transformar en una acción de insistencia y creación el tejer.
Andrea Férnandez – Febrero 2018